viernes, 29 de noviembre de 2019

El problema catalán. Opinión de un centralista opresor


Antes de nada, aclarar que el centralista soy yo, por supuesto. El hecho de vivir en Madrid, haber nacido en Madrid, y estar orgulloso de ser de Madrid, me convierte en un centralista opresor a ojos de muchos que claman contra “los españoles opresores” en muchos foros relacionados con el independentismo.

Voy a hacer un poco de historia. Es necesario para aclarar lo que pienso del problema catalán. Nací en Madrid, ya lo he dicho, pero he sido siempre, desde que recuerdo, un enamorado de la cultura catalana (de la madrileña también, ojo. De la cultura en general, para qué me voy a engañar). O lo era, al menos, cuando esta existía. ¿Por qué? Pues muy sencillo: me encantan los comics, o los tebeos de siempre, vaya, y las mejores editoriales de tebeos (Juventud, Toutain, con su editor, "Filstrup", todo un personaje, en la foto de la izquierda), Bruguera, Toray y muchas otras) estaban en Barcelona.

Además de eso, viví la transición, para mí una época más dura que la dictadura de Franco (probablemente porque cuando Franco murió yo tenía 14 años y no me había dado tiempo a enterarme de nada), con palizas continuas de cachorros de ultraderecha a todo el que paseara por sus feudos (los bajos de Aurrerá, la calle Goya, zonas de la calle Serrano y la Plaza de Colón, etc…). La matanza de los abogados de Atocha en el 77 fue un mazazo al clima de libertad que se quería respirar, a pesar de la resistencia de los políticos que conformaban el famoso “Búnker”. Los grises repartían ostiones por la calle, se legalizó el PCE tras mucho sufrimiento… Eran tiempos duros. Los personajes de películas como “Camada negra” eran reales.


Yo tenía entonces una filosofía muy claramente de izquierdas (natural. Era joven. Ahora doy bandazos de un lado a otro sin saber dónde anclarme, y sin ganas, no voy a negarlo), y escuchaba una y otra vez el disco de Lluis Llach en el Olympia, hasta el punto de aprenderme las canciones en catalán. Escuchando a Lluis Llach pasé un buen día a escuchar a Sisa, del que me iba comprando todos los vinilos hasta aquel “Sisa y Melodrama” del 78 o 79. Recuerdo que en 1979 fui a un concierto suyo en Bellreguard, Valencia, en el que también participaban La Companya Eléctrica Darma, All Tall y algún otro (en realidad no lo he recordado. Me ha ayudado mi hermana, que también estuvo allí con mi cuñado y unos amigos. El cartel está a la izquierda más abajo). Allí ocurrió algo que me chirrió. Cuando preguntamos al que estaba en la taquilla el precio de la entrada nos contestó en valenciano. El que estaba a su lado le dijo “no te entienden. Hablan el idioma del reino”.


¿Del reino? (pensé yo). ¿Qué reino?

No le di importancia al incidente. Supuse que era una consecuencia de la fama de chulos que siempre hemos tenido en todas partes los madrileños. He trabajado fuera de Madrid muchas veces, y después de un tiempo, tanto en Galicia como en Murcia como en Avila, y hasta en el mismo Barcelona (mi empresa tenía una delegación allí y tengo muy buenos amigos en esa ciudad) he escuchado “pues tú no eres un chulo como el resto de madrileños”. El caso es que seguí escuchando música de Sisa, de Pau Riba, de la CED, de Iceberg, de Tete Montoliu, de Jordi Sabatés… Seguí leyendo revistas como 1984, fancines como “El Rrollo enmascarado” en el que destacaba Nazario y sus estrambóticos personajes, “El víbora”, con Nazario otra vez y su inolvidable Anarcoma, “Makoki”… Al lado del panorama catalán, Madrid parecía un erial, si bien con una revista emblemática, TOTEM, editada por Nueva Frontera y hoy objeto de culto, que además había sido la primera de ese tipo en salir al mercado.

A partir de los 80 comenzó la crisis cultural. Jordi Pujol empezó su andadura en el 80, y Felipe González, en 1982. Bajo las políticas de uno y otro fueron desapareciendo las editoriales de aquel paraíso cultural (os recomiendo “LOS PROFESIONALES”, de Carlos Giménez, la historia de este dibujante madrileño que emigró a Barcelona a dibujar tebeos), y los cines fueron transformándose en bingos. A veces, muchas veces, he pensado que tanto Pujol como González cogieron la bandera de acabar con la cultura para engendrar la ignorancia, tan necesaria siempre para los nacionalismos. Posiblemente hasta estuvieran de acuerdo en todo momento, hermanados en la turbiedad y en sus manejos particulares. Surgió en Madrid la Movida Madrileña, y en Cataluña personajes tan importantes como Boadella, que ya había luchado contra la Dictadura franquista, Flotats, o Josep María Pou (impagable su discurso cuando le otorgaron el premio al catalán del año, con Torra a su lado con el lacito amarillo y los de TV3 cortando el final. Este es el enlace: 


Y a partir de ahí, la decadencia. Los músicos catalanes que me gustaban desaparecen o se dedican a otra cosa, los únicos tebeos que proliferan son el manga o los superhéroes, a Boadella le defenestra la Generalitat cuando estrena UBU PRESIDENT en el 95, Flotats emigra a Madrid… Poco a poco, la cultura nacionalista, es decir, la NO-CULTURA, se va apoderando de todo. El Borne, que había sido cerrado en los ochenta, resurge de sus cenizas como un manifiesto panfletario de una falsa historia que se empeña en tergiversar la historia para dotar de fundamento al catalanismo. Esto de cambiar la historia llega a extremos ridículos con un instituto, NOVA HISTORIA, que la Generalitat se ha sacado de la manga para justificar históricamente lo injustificable, llegando a conclusiones tan peregrinas como que Colón, Shakespeare, Santa Teresa, el mismo Jesucristo y hasta la antigua Roma eran catalanes. Esto es lo de siempre, alguien debe estar forrándose con las subvenciones que recibe esta institución, a la que el mundo académico histórico oficial nunca invita por lo ridículo de sus afirmaciones.

¿Y cual es la conclusión de todo esto? Que un grupo dudosamente mayoritario en Cataluña (vamos a suponer que en torno al 50%) está promoviendo un deseo independentista basado en una falsa historia, en un falso catalanismo y en una intimidación diaria y continua (manifestaciones, huelgas, intolerancia lingüística en colegios e instituciones, etc) del otro 50% que se opone a esa independencia. Pero es que aunque sea menos el porcentaje de los que no quieren hablar de independencia, los políticos deberían desestimar la idea de imponerla por la fuerza, y deberían educar a la población para valorar si, de una manera lógica y dialogante, se podría conseguir esa independencia en un futuro, y sobre todo, analizar todas y cada una de las consecuencias económicas, sociales y culturales que conllevaría esa independencia. Algo parecido a lo que sucedió en Quebec, que también quería la independencia de Canadá. Pero no, la clase política catalana ha preferido empezar la casa por el tejado. En lugar de eso, lo primero que han hecho ha sido inventarse el enemigo, ese estado opresor que es España, para jalear a unas bases (los CDR) que siembran el caos en su propia casa. y tratar de convertir en mártires a una serie de supuestos “presos políticos” que lo único que han hecho ha sido saltarse la ley que salió de una Transición que sí que estuvo plagada de presos políticos reales. Parece mentira que sean los propios políticos catalanes los que provoquen esta situación, incluso a sabiendas de que la mitad de la población de Cataluña no está de acuerdo con su idea independentista, o por lo menos con la idea de imponerla por la fuerza. Les da igual. No les importa el odio que se está generando, alimentado por la ignorancia, primero entre los propios catalanes, y después entre estos y el resto de España.


Os invito a asomaros a la cultura catalana. Ya sé que el que es del Real Madrid o del Atlético de Madrid odia a muerte al aficionado del Barsa, pero las cosas no son así. Que no os chirríe escuchar el catalán, porque en la intimidad lo hablan muchas personas que se sienten españolas. He conocido a catalanes más españoles que muchos que se dicen españoles, y viceversa. No os dejéis engañar, conoced por vosotros mismos la cultura catalana, porque esa es la única manera de eliminar los prejuicios: conociendo. Ni los madrileños somos chulos ni ellos son peseteros, pero para darse cuenta de eso hay que hacer el esfuerzo de conocerlos y entenderlos. No permitamos que se nos utilice como un enemigo contra el que luchar y del que separarse. No somos opresores, sino en todo caso oprimidos de otra manera, pero por los mismos negros poderes que siembran el caos en Cataluña. No dejemos que unos pocos nos hagan odiar al resto. Ni es justo, ni es sensato.

Os dejo con esta canción de Sisa, que en su día se convirtió casi en un himno:


“Qualsevol nit pot sortir el sol”, 1975. El insuperable estribillo es la mejor muestra de una hospitalidad que siempre ha existido en Cataluña, por mucho que se empeñen unos cuantos en echar de allí a los que no piensen como ellos. "Bienvenidos, pasad, pasad. De las tristezas haremos humo. Mi casa es vuestra casa, si es que la casa es de alguien”.

7 comentarios:

  1. Como siempre da gusto leerte, y lo echaba de menos! Cómo te explicas y ver qué todavía quedan personas que cuando hablan, es porque se han tomado la molestia de ilustrarse y vivir de lo que hablan. Enhorabuena !

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    1. Muchas gracias. He retomado el blog hace poco, pero con bastantes ganas. Yo también lo echaba de menos, y me alegra un montón retomar también a lectores como tú. Un placer ser leído tanto o más que escribir.

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  2. Ojala te lean muchos más...
    ������������

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  3. Muchas gracias. A ver si difundiendo un poco entre todos lo conseguimos

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  4. Empiezo la lectura y me atrapa, me seduce. Edades parecidas, vivencias que podrían haberse cruzado. Còmics underground, desde Nazario con su loca Anarcoma y su perfume "yacutin", hasta la sensualidad exquisita de Milo Manara. Personajes transgresores, Cinefòrums, musica, cines como el Maldà y las mejores absentas en la calle del Carmen.

    Barcelona estaba en plena ebullición. Mientras, el territorio se rearma, rehabilita de tanto desastre, y poco a poco, en silencio, sin aspavientos recupera con fuerza e inteligencia su identidad.

    Una època de lucha contracultural y política, està última alejada de mi. Època llena de tertulias en mesas de bar debatiendo ideas O ideales; donde las chicas como yo, tenían que dar mucho de sí para demostrar què eran liberales (no todo fue precisamente acertado, però bueno ESO es otra hia).

    Dicho todo esto, debò añadir que nostalgia 0. Orgullo y verdadera admiración por la juventud actual, creativa, valiente, evolucionada.

    Por un momento siento complicidad.

    Continua la lectura

    Però el camino empieza a tomar distancia. Leo y me distancia. Leo y me distancio más. El "mantra" ya lo he escuchado, sé repite, sé me hace familiar: CDRs malos, ui escola catalana que no permiten hablar el castellano…, 50% abducidos, TV3 manipuladora, lazos terroríficos.... (Menos mal que soy personaje de la història, sinó..., cosa que me otorga algo de autoridad en el asunto!)
    "Mantra" + ironía, mala combinación!
    Distancia total.

    Problema catalán?. Seguro?

    Soy mujer de poco mundo, vivo donde nací, ciudad catalana. Super en paz con lo que soy (podría matizar más, però no es lo importante), en paz con lo que eres.

    Vuelo de aguila, company!
    Vuelo de águila!
    Què NO necesitamos condescendència, sino coherencia.

    Salut i força al canut.

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  5. Bueno, oye, al menos nos quedará Anarcoma, eso no nos lo va a quitar nadie, ni a ti ni a mí. Y me encanta la forma en que escribes, que conste.

    En lo demás probablemente no estemos del todo de acuerdo. Que para ti sean mantras lo que para mí son las cosas que percibo, y viceversa, porque también existen mantras con respecto a la opinión que los de aquí tenemos del problema.

    Habrá que convivir con los mantras y montar de vez en cuando una tertulia de esas que yo también hecho de menos, con más gafas y cartón en la coronilla que antes, eso es inevitable.

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