La
fotografía que encabeza la entrada pertenece a la campaña que está
desarrollando el Ayuntamiento de Madrid en un intento de alertar contra la
violencia de género. "El amor construye. Si destruye, no es amor. Si te controla, no es amor". Aunque para muchos pueda parecer una perogrullada, lo
cierto es que existen todavía muchas personas que no consiguen identificar
todavía lo que es amor y lo que es otra cosa, muy diferente, que no se puede
definir fácilmente, y que puede conducir a la violencia de género: el sexismo. Me vais a
permitir que en esta entrada agregue de vez en cuando una frase, que me
gustaría que se leyese como un mantra. Ahí va la frase:
NADIE
NECESITA A NADIE
Puede
parecer dura, pero es la realidad que todo el mundo debería tener en la cabeza
desde el momento en que adquiere uso de razón. A ver, me refiero a nivel sentimental. Es obvio
que si se nos estropea el coche, el grifo de la ducha o la próstata, debemos
acudir a los profesionales correspondientes que nos arreglen esos desajustes. A
ver si alguno o alguna la va a tomar al pie de la letra y la vamos a liar.
Vamos a hacer un poco de historia:
NADIE
NECESITA A NADIE
Si esta
entrada se lee en grupo podéis repetir la frase con la misma cadencia que
cuando asistís a una novena, a la oración en la mezquita o a un templo budista.
Bien, vamos allá: hubo un tiempo en el que los papeles, los roles de hombre y
mujer, no tenían preponderancia uno sobre el otro. El hombre cazaba, la mujer
procreaba y cuidaba del hogar, pero no era más importante la labor de uno que
la del otro, o en todo caso puede que incluso lo fuera más la de la mujer, que aseguraba la supervivencia
de la especie. El personaje más importante era el artista, hombre o mujer, que representaba los
símbolos que adoraban.
NADIE
NECESITA A NADIE
El problema
surge cuando el ser humano se para a cultivar, y necesita a alguien que no
cultiva, pero que le gestiona los productos. Aparece así la primera casta
inútil, que vaya usted a saber por qué, está compuesta por hombres, los funcionarios y los sacerdotes. Alguno de ellos se pone en una ocasión un trozo de oro en el dedo,
porque le gusta como brilla, y ahí aparece un nuevo mal: la codicia. Para
controlar a los sacerdotes aparece el poder, y ese poder está encarnado en
hombres. Son los hombres los que empiezan a empoderarse, por decirlo con una
palabra actual, y sus consortes las/los que empiezan a rivalizar entre ellas/ellos por obtener el favor de los poderosos.
NADIE
NECESITA A NADIE
La historia
de nuestra sociedad ha otorgado roles diferentes a hombres y mujeres, y por el
hecho de nacer con un sexo o el contrario asumimos esos roles. La mujer se
siente oprimida por el hecho de serlo. Y no se trata de algo innato, sino de la
estructura patriarcal que dicta que el hombre es la máxima autoridad en la
familia. Esto ha sido así hasta hace muy poco, y de hecho sigue siendo así en
muchas sociedades, incluso en la nuestra. Resulta patético, a pesar de su
belleza literaria, leer las historias de Jane Austen, en las que la máxima
aspiración de una madre para sus hijas, y de las hijas mismas, era pescar a un rico hacendado que les solucionara la vida. No hace mucho de aquello, es
algo que se ve como natural incluso ahora, como esas madres que disfrazan de
princesitas a sus hijas en los carnavales. Se ha promovido y se promueve la dependencia de la
mujer hacia el hombre, hacia el príncipe azul.
NADIE
NECESITA A NADIE
Tanto la
mayoría de los hombres, como muchas mujeres, consideran a las mujeres
vulnerables. Esto se llama sexismo, y el
machismo sólo es una parte del sexismo, que puede ser hostil cuando se considera
a la mujer como alguien inferior y hay que dominarla, aunque sea con violencia
(germen de la violencia de género), o se consideran las tareas masculinas más
importantes y se la aparta del poder, o existe una hostilidad manifiesta hacia
las mujeres libres o independientes. El otro sexismo es el benévolo, no tan
peligroso pero sí a erradicar. Este sexismo ve a la mujer como alguien a
proteger, “no lo hagas tú, ya lo hago yo”, etc. Trae como consecuencias la
caballerosidad y el mito de la media naranja, en la que una mitad es siempre
inferior a la otra.
NADIE
NECESITA A NADIE
Con estas
premisas, esta historia de la Humanidad y esa ridícula estructura patriarcal,
hemos vivido hasta el momento en que la mujer ha comenzado a reivindicar su estatus de persona, y esa es la clave de todo esto: somos PERSONAS, no hombres
ni mujeres, y una vez que lo entendamos y lo asimilemos en nuestro ADN, comienza a tener sentido el mantra,
porque la realidad es esa, que nadie necesita a nadie. Ni un hombre a una
mujer, ni una mujer a un hombre. Para desarrollar una vida plena es necesario
desarrollarse uno mismo como persona, sin tener en cuenta el concepto de género, potenciando las capacidades sin tener en cuenta los
roles que la sociedad le asigna a cada uno. Tenemos que desaprender,
despojarnos de ese disfraz de princesita que le pusieron a mi hermana por ser
niña, y del de futbolista que me colocaron a mí aunque jugara al fútbol como el puto culo.
NADIE
NECESITA A NADIE
Muchas
mujeres sexistas buscan la protección del hombre, como antes han disfrutado de
la del padre. Asumen el rol que la sociedad les ha otorgado, NECESITAN alguien que las proteja por su debilidad. Ahí
empieza el problema del maltrato. Pero amigos, en eso no hay amor. No es un
acto de amor, es un acto de miedo, de necesidad, de querer tener las
necesidades cubiertas, de dependencia. No es algo bonito, que es lo que debería
ser el amor, sino difícil, dañino. Es meterse en la boca del lobo. El
dominador, que asume su papel de una forma hostil (ya hemos visto que el
sexismo benévolo es más o menos igual, pero no tan agresivo), acabará anulando
a la dominada (o al dominado), pero eso, ya digo, no es amor.
El amor
surge cuando somos conscientes de que somos personas libres, autónomas e
independientes, que hemos elegido gestionar nuestra vida a nuestra manera, sin
tener en cuenta esos papeles que los que nos
rodean se van a encargar de recordarnos de manera machacona a lo largo de toda nuestra vida. ¿Quién no ha escuchado, incluso de familiares cercanos, las
preguntas “¿Y cuando te casas? ¿Y cuando vas a tener un niño? ¿Y para cuando la
parejita?...”. ¿Cuánto daño ha hecho el “Qué dirán” a las relaciones entre
seres humanos? El que asume eso como norma de vida me atrevo a decir que no es
capaz de enamorarse, que se limita a seguir el camino "correcto, tradicional". De ahí la culpabilidad que hasta no hace mucho han sentido los
homosexuales, tanto hombres como mujeres.
NADIE
NECESITA A NADIE
Y es en ese
momento cuando surge el amor. Heterosexual, homosexual… Es lo mismo, es amor, y
no debemos verlo jamás como una situación de dependencia, sino como una
oportunidad más para crecer y desarrollarnos como seres humanos libres e
independientes. No busquemos a nuestra media naranja, sino a otra naranja completa que nos ame y a la que amemos con toda el alma.
Quiero agradecer a Laura Redondo el tuit del que he resumido los conceptos de sexismo, roles sociales, estructura patriarcal y violencia de género. Es una persona de la que estoy aprendiendo mucho sobre estos temas. Si queréis echarle un ojo a su tuit os paso el enlace: