Mi amiga Myriam me ha pasado esta mañana un video que me ha
dado mucho que pensar. Myriam es una de esas personas con las que tengo el
privilegio de mantener una amistad de esas que, aunque por circunstancias se
encuentre larvada durante largos periodos de tiempo, surge con fuerza cada vez
que nos ponemos de acuerdo. Los dos tenemos una sensibilidad muy parecida con
respecto a nuestro entorno, a nuestra gente, a los amigos y al propio concepto
de amistad. El caso, decía, es que esta mañana me ha pasado este video,
comentándome que la había tranquilizado bastante:
Y es verdad, lo que dice este hombre, además de tener mucho
sentido desde el punto de vista científico, aporta mucho con respecto a lo que
debería ser nuestro comportamiento durante estos extraños días que estamos
viviendo.
La situación nos sobrepasa a todos. Nadie, y repito, NADIE
(ni siquiera nuestros mayores, que sonreirían socarronamente diciendo “esto ya
lo he vivido yo” si realmente hubiera sido así) se ha encontrado jamás ante
una emergencia como esta. El inolvidable “quédense en sus casas” que salía de
un vehículo en marcha en la localidad de Benidorm el pasado sábado día 14 de
marzo (sí, la alerta nos pilló a mi madre y a mí allí, en una visita de varios
días a mis primos Isabel y Miguel, pero eso es otra historia…) se asemejaba
vagamente a una escena vista en alguna película de ciencia ficción, pero a nada
vivido realmente. Recuerdo al principio a mi madre descolocada, sin saber muy
bien qué hacer, hasta que decidimos regresar a Madrid el domingo.
El vídeo de este hombre comienza con el llamamiento a la
tranquilidad del presentador. “¿Por qué no nos pone un poco de tranquilidad en
todo esto?”. Es importante mantener la calma, y Alfredo Miroli nos habla de los
dos tipos de miedo que nos pueden sobrevenir. Por un lado, está el “Prudente
temor” (mejor me cuido), y por otro el “Patológico terror”, que viene además
acompañado de discriminación. Pero no voy a desvelar más sobre el video. Aunque
es un poco largo, os recomiendo que lo veáis, ya que da muchas pautas para prevenirse
contra el contagio. Es especialmente interesante también la parte que le dedica
a la epidemia de peste que se cebó en Europa en la Edad Media, y en la que por
culpa de ese “patológico terror” murieron más de 25.000.000 de personas en
lugar de las 200.000 que deberían haber muerto (la causa de ese aumento os va a
sobrecoger).
El tema está en lo que significa ese “Prudente temor”. Ayer
estuve hablando con mi prima Maise, que trabaja en el 12 de Octubre (mi aplauso
de las ocho de hoy ha sido para ella). Tenía miedo, pero era ese miedo prudente
que la va a llevar a protegerse. Es como el miedo que tienen los que montan los
andamios en las obras de construcción. Una vez me dijo uno de esos montadores “tenemos
miedo, pero lo superamos y cumplimos con nuestro trabajo. El que no tiene miedo
es el que se cae”. Y ese es el quiz de la cuestión. Creo que todos tenemos que
tener en estos días ese “prudente temor”, mantener las indicaciones que se
están dando desde las instituciones, no salir de casa, valorar el trabajo de
los miles de héroes anónimos que se están jugando la vida, y centrarnos en
llevar este problema, vuelvo a repetir que completamente desconocido, de la
mejor manera posible.
Pero yo iría incluso un poco más allá: el confinamiento nos
ha llevado a una nueva situación que en algunos casos puede producir stress por
la falta de costumbre, por el contacto continuo con algún familiar o por esa
incertidumbre sobre lo que va a durar en el tiempo. Ese “prudente temor” creo
que se puede dedicar a hacer algunas actividades que igual no se nos ha
ocurrido realizar antes. Existen multitud de iniciativas de plataformas
digitales para aprovechar bien el tiempo. Podemos hacer cosas incluso por los
que están enfermos, como escribir cartas anónimas para los que están aislados,
preocuparnos de los mayores con menos recursos que están solos en sus casas…
Hay multitud de páginas en Internet (no pongo enlaces, pero se pueden buscar
sin problemas si es que no os han llegado ya por wasap) que se han centrado en
lo que debería ser nuestro caballo de batalla, nuestro objetivo principal, que
no es otro que el de arrimar el hombro, empujar todos en la misma dirección
para terminar cuanto antes con esta situación.
Los que se han dejado llevar por el “patológico terror” no
deberían merecer ni siquiera nuestra atención. Y no me refiero únicamente a los
estúpidos que se empeñan en salir a la calle sin protección alguna, en parejas
y sin un rumbo fijo, no, ni a los que montan broncas en los supermercados o
acaparan productos como si no hubiera un mañana (y algún descerebrado incluso cuelga
en Twitter el video de su casa llena hasta el techo de productos). Me refiero
también a los que siguen increpando y sembrando el odio con dogmas políticos,
culpando a la izquierda de convocar las manifestaciones previas a la crisis, y
a la derecha de haber recortado los presupuestos de Sanidad para inyectar a los
bancos, lo que provoca la falta de medios. Me refiero a los políticos de otras comunidades que hacen chistes sobre los muertos de Madrid. Me refiero a los que insultan a los
responsables visibles de la gestión de la crisis, y a los que en Twitter hacen
predicciones apocalípticas anticipando el fin de la especie, y culpando a unas
personas a las que les viene muy bien que disminuya el número de seres humanos
en el mundo. Me refiero a los descerebrados que piden comida a domicilio y ni
siquiera son capaces de tomar la más mínima medida de seguridad con la persona
que se la lleva a casa. Me refiero a esos que cogen el coche para pasar el fin
de semana a su segunda residencia, sin tomar tampoco la más mínima medida. Me
refiero a esos que han estado en lugares de riesgo y lo ocultan, como dice el
doctor en su video, y ni siquiera toman las precauciones mínimas. Todas estas
personas se han dejado llevar por el terror, y en estos momentos tenemos que
ser fuertes para no dejar que sus cantos de sirena nos afecten lo más mínimo en
lo que es nuestro objetivo, que es mantener la tranquilidad y arrimar el hombro
en la medida de nuestras posibilidades. No hay que prestarles ni un segundo de
atención, ni en las redes sociales ni en los medios. Son cobardes a los que lo mejor es despreciar, apartarlos de nuestro lado para siempre.
Hay muertos en esta crisis. Muertos que de momento están
aumentando con cifras alarmantes en todo el mundo. Por respeto a esos muertos,
por respeto a la vida, debemos centrarnos en tranquilizarnos y en tomar las
medidas que debemos tomar para evitar los contagios. Ya habrá tiempo, cuando
las aguas se hayan calmado, para pedir explicaciones y ajustar cuentas con los
que han preferido dejarse llevar por el “Patológico terror”.
Felicidades, Felix. Qué poco abundan las reflexiones serenas estos días.
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias, Mayte. Creo que es lo más sensato en estos momentos, no dejarse llevar por cantos de sirena apocalípticos y rencorosos. Un beso grande
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