martes, 7 de febrero de 2012

EL HOMBRE DE GRAFENECK

 Lorenz Hackenholt, un oficial mecánico con conocimientos de albañilería afiliado a las SS, comienza en Noviembre de 1939, tras una entrevista con Viktor Brack, responsable del programa T-4 de eutanasia compasiva desarrollado por los nazis, su trayectoria como criminal de guerra y constructor de cámaras de gas en lugares tan siniestros como Grafeneck en Alemania, Belzec, Madjanek y Treblinka en Polonia, y San Sabba en Italia.
En Mayo de 2007, con un día de diferencia, son brutalmente asesinados los jóvenes Manuel Merchant en Aínsa, provincia de Huesca, y Roberto Solano en Madrid. La prensa atribuye la muerte de este último a un asunto de drogas. Dos años más tarde, Sandra Limonero, novia de uno de los jóvenes asesinados, conoce a Bernardo Soto, un escritor, famoso en el pasado, que ha perdido la inspiración. Juntos, recorrerán los recovecos de una trama de asesinatos, oscuros secretos, amor y una acción constante, digna de la novela que Bernardo hubiera deseado escribir.
 El hombre de Grafeneck es una novela basada en hechos reales,  cuya parte de ficción transcurre paralela a la trayectoria vital del constructor de cámaras de gas del Tercer Reich. Contiene dos historias: una ambientada en la Alemania nazi, y la otra en pleno siglo XXI, unidas ambas por un hilo conductor que se irá desarrollando de una manera sorprendente y atractiva para el lector. La trama, que logra unificar dos destinos dispares, desembocará en un final absolutamente inesperado.
En el prólogo del libro “Los doctores nazis”, su autor, Robert Jay Lifton, nos cuenta que al hablarle a un superviviente de Auschwitz de los estudios y entrevistas que Lifton había realizado a varios criminales del Tercer Reich que mostraban en ellas su lado humano, este respondió: resulta diabólico que no fueran diabólicos.
A continuación, el superviviente de Auschwitz le formuló a Lifton la siguiente pregunta: ¿Cómo llegaron a convertirse en asesinos?.
El hombre de Grafeneck, novela estrictamente documentada, trata de indagar en esa cuestión, mostrando el lado siniestro de los asesinos nazis, pero también su lado humano, su día a día, sus ilusiones, sus relaciones familiares y amistosas, su forma de pensar, sus grandes y pequeñas miserias, y el mecanismo mental que les llevó a exteriorizar y a asumir como rutina de trabajo la naturaleza más perversa del ser humano.
Probablemente, tal y como daba a entender aquel superviviente de Auschwitz con su afirmación, conocer la naturaleza humana de los hombres y mujeres que participaron en aquello, resulte más terrible que imaginarlos como seres diabólicos.”
Este es el resumen de la novela “El hombre de Grafeneck”, de la que soy autor, tal y como aparece en la página de Amazon.es, lugar en el que se puede comprar a un precio muy asequible (0,89 €) en su versión digital. Os dejo el enlace que os llevará directamente hasta la novela:
También se puede adquirir en Amazon.com, para todos aquellos lectores de habla hispana desperdigados por el mundo. En este caso, además de poderse comprar en dólares, es posible leer un buen número de páginas de la novela haciendo click sobre la fotografía de la portada. El enlace es el siguiente:
Algo está ocurriendo en el mundo de la literatura. Hasta hace muy poco tiempo, quizá incluso menos de un año, el único recurso que nos quedaba a los pocos locos que tratábamos de hacernos un hueco en el mundo de las letras, era enviar nuestros manuscritos a agentes y editoriales, y esperar a que la vista de alguno de ellos se posara sobre la obra que con tanta ilusión, y con indeterminada técnica, habíamos parido. La mayoría de las veces, por no decir todas, el envío resultaba infructuoso. Una carta muy cordial, pero que a nuestra mente le producía el mismo efecto que un mazazo, rechazaba el manuscrito por variopintas razones, como las de “no adaptarse a nuestra línea editorial”, “tener cubierta durante este año nuestra cartera de autores” o, simplemente, “no tener tiempo de leer el manuscrito”. Otros, los menos por suerte (de hecho en este último envío sólo uno), te responden que les pagues una determinada cantidad de dinero, que no suele bajar de tres cifras, por tomarse la molestia de leer el manuscrito.
Ante semejante panorama, el escritor novel empieza a perder la confianza en sí mismo, y, lo que es peor, a pensar que no vale para esto, cuando la mayor parte de las veces no es verdad. Toda obra, con un mínimo de calidad, es susceptible de encontrar al lector al que le agrade. Resulta penoso emprender ese camino de lágrimas, sin que nadie se digne siquiera a leer el resumen (miento. Unos cuantos agentes sí lo han hecho y me han pedido el manuscrito para estudiarlo), así que me he decidido, aconsejado por una buena amiga, escritora de éxito, a emprender otra singladura, con la que nada tengo que perder, y sí mucho que ganar si mi obra es descubierta por la ingente cantidad de lectores de habla hispana que visitan su página.
La guerra no es entre dispositivos. Eso es una tontería. No es entre el libro digital y el libro en papel. Cualquiera que lea un buen libro digital acabará comprándolo en papel. Cualquiera al que lo que de verdad le guste sea realmente leer, usará indistintamente los dos medios, el digital y el impreso, en función de sus necesidades y espacio en la librería. Amazon está revolucionando el mercado por una sencilla razón: descubre a los lectores autores de talento a un precio muy asequible. Tal ha sido el éxito de ventas en esa página de cinco autores concretos, que la editorial B de Books los ha fichado para editar sus obras en papel. El mundo al revés. Las editoriales no están dispuestas a quedarse sin su parte del pastel. Los cinco autores con sus respectivos libros, que os invito a adquirir a un precio irrisorio, son los siguientes:
El enigma de los vencidos, de Armando Rodera
El secretodel tío Óscar, de Fernando Trujillo Sanz
Juicio final. Sangre en el cielo, de César García Muñoz
Realidad Aumentada, de Bruno Nievas
La guerra no es entre dispositivos, sino entre lectores y editoriales. Son los lectores los que tienen la última palabra, los que deciden lo que quieren y no quieren leer. Son los lectores los que eligen la temática, el contenido, el estilo que les gusta. Son los lectores, en definitiva, los que tienen la última palabra, y las editoriales se han dado cuenta de eso.
Algo está cambiando, y tengo la impresión de que va a ser para bien.