sábado, 9 de febrero de 2008

La cara gótica de la fantasía. Tim Burton


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Necesitaría bastante más espacio del que dispongo en este blog para comentar, una por una, las películas que más me han impresionado de este fascinante director californiano, caracterizado por una visión gótica de la fantasía que podría entroncar directamente con la corriente sugerida por escritores de la talla de Poe, Lovecraft, Machen o Bierce, si no fuera porque Tim Burton hace gala, además, de un especialísimo sentido del humor. Muy bueno en sus películas de personajes reales, soberbio en sus largometrajes animados, incomparable en sus cortometrajes, Tim Burton destaca en el universo cinematográfico por una producción marcada por un sello personal inconfundible. Es muy difícil ver una escena de alguna película sin adivinar, a los pocos minutos, que se trata de una película de Tim Burton.

Le descubrimos con “Bitelchus”, allá por el 88. Los cortometrajes “Vincent”, “Frankenwenie” o “Hansel y Gretel” llegarían a España bastante más tarde, cuando el director ya se había convertido en toda una celebridad. Recuerdo que la gente salía del cine con una sonrisa dibujada en el rostro. La magistral sinvergonzonería de un irreverente y gamberro fantasma, interpretado por un irreconocible Michael Keaton, y los singulares efectos especiales, a los que por aquel entonces todavía no estábamos muy acostumbrados, contribuían a convertir esta comedia negra en una grandiosa excursión al mundo de la fantasía. ¿Cómo olvidar las escenas en la sala de espera sobrenatural, o la maqueta del pueblo en que vivía tan estrafalario personaje?.

A este título le siguió “Batman”, aproximadamente un año más tarde. Posiblemente la mejor versión que se haya hecho nunca del personaje de cómic. Michael Keaton repetía con el director, muy amigo de trabajar siempre con los mismos actores, y Jack Nicholson interpretaba al malvado Joker. La atmósfera creada por Burton para Gotham City resultó irrepetible en ninguno de los títulos posteriores. Abigarradas arquitecturas, que recuerdan al gótico, dominadas por una luz negra e intensa, siniestros rincones y una acertada banda sonora, hacen de este título una referencia, por no decir la única referencia, para todos los amantes del superhéroe murciélago.

¿Y que decir de “Eduardo Manostijeras”(1990), esa gigantesca fábula sobre la solidaridad y la aceptación de lo diferente?. Esa película debería ser de obligada visión en todos los colegios del mundo. En apenas una hora y media, el gigantesco guión y la personalísima puesta en escena nos narran un auténtico cuento, perfectamente elaborado, en el que se entremezclan la magia, profundos sentimientos, emociones, belleza, sensibilidad y una buena dosis de terror. El resultado, una obra maestra de la fantasía, un monumento a la cordialidad y a la bondad, y un tremendo alegato contra la superficialidad y la banalidad que presiden las relaciones en las sociedades modernas. Una inolvidable interpretación de Johnny Deep, que se convirtió en actor fetiche a partir de este título, de la mano firme de un director capaz de exprimir al rebelde actor hasta sacar lo mejor de sí mismo. A Winona Ryder se le pueden perdonar casi todos sus pecadillos después de verla en la escena de la nieve cayendo sobre ella. El final de la película, que podría parecer triste, queda abierto sin embargo a la esperanza. A destacar también la soberbia banda musical y la interpretación de Vincent Price, como el creador de Eduardo, en uno de los últimos papeles de su vida. El legendario actor actuó en la película porque Tim Burton, rendido admirador suyo, quería rendirle un homenaje.

“Pesadilla antes de navidad”(1993) nos cuenta la obsesión de Jack, un personaje fantasmal, por raptar a Santa Claus y convertir Halloween en Navidad. Siniestros personajes, grotescos intentos por parecer adornos navideños, espectrales cementerios, la patética enamorada de Jack, a la que se le caen a veces los brazos cosidos a su cuerpo... Un cuento para adultos que pueden ver algunos niños. Una banda musical perfecta, con canciones integradas en la trama, convierten a este título en un imprescindible de los amantes de la animación de marionetas.

¿Querréis creer que después de ver “Ed Wood”(1994) me pasé una buena temporada recopilando títulos de tan mediocre director, posiblemente el peor de todos los tiempos, que ni de lejos llegaba al homenaje que le rindió Tim Burton con su acertada visión?. Este título en blanco y negro, protagonizado de nuevo por Johnny Deeo, nos cuenta, en clave Burton, la trayectoria profesional y sentimental de un director de películas de serie B al que no le importaba parir productos cinematográficos más dignos de acabar en la basura que de pasar a la historia del cine. A pesar de su escaso talento, el sentido del humor con el que Burton mira al personaje le convierten en un individuo perfectamente querible, a pesar de las torturas a las que somete a su equipo de producción y a los actores que trabajan para el. En la línea emocional que preside casi toda la producción de Burton, en esta película aparece el mítico Bela Lugosi, al parecer bastante perjudicado hacia el final de su vida, que trabajó con Ed Wood y que añoraba hasta extremos casi de locura el papel de Drácula que había rodado para la Universal. El personaje, magistralmente interpretado por Martín Landau, sigue a duras penas a Ed Wood en sus locuras, a causa de su maltrecho estado de salud y su afición al alcohol y a las drogas. Si tuviera que destacar alguna escena de esta película, sería la de la lucha con el pulpo de peluche o la escena en la que un extra golpea un muro de cartón, este se tambalea hasta casi caerse, y cuando el ayudante le sugiere a Ed Wood parar el rodaje, este, con sus ojos de loco, dice “no, sigue rodando. Es perfecta”.

“Mars Attack”(1996) constituye, a mi juicio, el ataque a la línea de flotación de la absurda idea, propagada por gurús de la calaña de Spielberg o George Lucas, de que los marcianos son bondadosos. ¿A quien se le puede ocurrir semejante tontería?. ¿Cómo van a ser los marcianos como el medio bobo E.T.?. Eso es una gran mentira, amigos. Los marcianos son tan perversos, malvados, viciosos y cabrones como los pinta Tim Burton en su película. Su estética, muy cercana a las antiguas películas de marcianos de serie B, consigue provocarnos un terror irracional a ser invadidos. El irreverente modo en que tratan al mismísimo presidente de los Estados Unidos, interpretado por el siempre acertado Jack Nicholson, o la forma en que reducen al vociferante generalote del estado mayor, los convierte en unos seres despreciables, por no hablar de lo que hacen con el pobre Pierce Brosnan, que a pesar de ello parece seguir defendiéndolos, a los muy puñeteros. A destacar, por magnética, seductora y sugerente, la escena protagonizada por la mujer de Burton en aquel momento, Lisa Marie, cuando se introduce en la Casa Blanca. En muchas ocasiones sueño con los sensuales movimientos de ese marciano disfrazado de mujer.

“Sleepy Hollow”(1999) es el famoso cuento gótico norteamericano que narra las aventuras del jinete sin cabeza. De nuevo Johnny Deep interpretando a un detective, en una película de densa atmósfera terrorífica, perfectamente ambientada y con efectivos sobresaltos que convierten el film en un apetitoso bocado para todos los amantes de este género de terror de época que tanto le gusta al maesto Burton.

Siento decir que la siguiente película de Burton, “El planeta de los simios”(2001) supone para mi gusto un bajón en su hasta ese momento meteórica carrera. A pesar del ingente presupuesto invertido en su filmación, la trama no cautiva ni de lejos tanto como la versión primitiva, dirigida por Franklin Schaffner en 1968 y protagonizada a la perfección por Charlton Heston. La versión de Burton, aunque marcada por la personal estética del director, tiene el tufillo de ser el encargo de la multinacional cinematográfica que la produjo.

Un pequeño bache, del que sin duda salió airoso, y se elevó de nuevo Burton, con su siguiente película, “Big Fish”, protagonizada por Ewan Mcgregor y el siempre soberbio Albert Finney. La película nos narra el viaje vital de Edward, un joven que tiene la máxima vital de que un pez en una pecera pequeña no puede crecer, y sin embargo, en un espacio lo suficientemente grande, puede duplicar, triplicar e incluso cuadruplicar su tamaño. Comienza entonces un viale mítico, surrealista y sorprendente, en el que se cruzará con personajes tan fascinantes y sorprendentes como el gigante Karl, cantantes de salón coreanas, hombres lobo, una vieja con un ojo de cristal que puede ver el futuro y, por supuesto, un pez que se niega a ser cogido. El anciano Edward vive de sueños, de contar todas sus aventuras. La película narra el desencuentro entre este hombre y su hijo, que se niega a creer las fantasías de su padre, hasta que finalmente se reconcilia con el en una de las escenas más emotivas de la historia del cine. Un título más que recomendable, que entronca directamente en la línea de emotividad y sensibilidad que ya mostrara el maestro Burton en “Eduardo Manostijeras”.

La siguiente película, “Charlie y la fábrica de chocolate”(2005), sigue de una forma casi literal la maravillosa historia escrita por Roald Dahl, un escritor que merece un capítulo aparte en este blog. Las fantásticas aventuras de Charlie en la fábrica dirigida por el siempre sorprendente Johnny Deep en el papel del señor Bonka, acompañado de otros tres niños que representan a la perfección el egoísmo, la avaricia, la glotonería y la frivolidad, transcurren en un ambiente colorista, perfectamente creado por el mago de los sueños con la ayuda de los Umpa Lumpa, una extraña raza de hombrecillos verdes que cantan y bailan de una manera ciertamente hipnótica y sugerente. En la película se recoge también otro libro de Dalh, la segunda parte de “Charlie”, que se titulaba “Charlie y el ascensor de cristal”, novela para adolescentes adultos que debería ser de obligada lectura, como la anterior.

Llegamos por fin a “La novia cadáver”(2005), una auténtica joya de la animación de marionetas, con personajes perfectamente conseguidos, tan expresivos y sugerentes que despiertan el interés de todo coleccionista de merchandising que se precie. La conseguida atmósfera en tonos grises y azulados, y la maravillosa historia que se nos cuenta, convierten a Burton una vez más en el mago de los sueños que a todos alguna vez nos gustaría ser. Las escenas que tienen lugar en el cementerio, con el baile de esqueletos incluido, provocan en el espectador una fascinación por lo tenebroso que solo el director, con su peculiar sensibilidad mezclada con sentido del humor, podía conseguir.

Cada vez me resulta más complicado elegir la acuarela de Carmen o Juan que encabece cada entrada. En esta ocasión, el magnífico retrato de Tim Burton es de Juan, y el no menos perfecto retrato de Eduardo Manostijeras, de Carmen. Ya sois muchos los que me habeis hablado de la perfección de esos dibujos, más importantes incluso que mis palabras. Espero seguir contando durante mucho tiempo con la inestimable colaboración de estos dos verdaderos artistas, tan enamorados como yo del cine en todas sus facetas. Os recomiendo encarecidamente que visiteis sus respectivas páginas, pinchando en el enlace que figura en "Blogs de amigos". Os aseguro que os van a encantar.


En estos momentos, espero con ansiedad el estreno de “Sweeney Todd, el barbero demoníaco de la calle Flete”. La película ha sido, como era de esperar, un éxito en Estados Unidos, y está a punto de estrenarse en España. Se trata, según la crítica, del musical de terror más sangriento de la historia del cine, ambientado en el siglo XIX, una época, sin duda, en la que el maestro Burton se desenvuelve ciertamente como pez en el agua.

Pero esa, amigos, será otra entrada.